La proxima mañana fuimos al pueblo otra vez. Erica se fue a Guatemala y yo a al crucero de Chancalá, el punto más lejos posible en el camino a Bonampak y Yaxchilán. Alla entré a otro colectivo – siempre bajando la caretera de la frontera de Guatemala. En el cruzero Lacanjá Sali el colectivo y caminá una hora por una calle chicita hico en la midtad de la selva hasta la entrada de Bonampak. Otra vez llegue demasiado tarde para entrarlo. Caminando otros cinco kilómetros me ha dado raite un señor de Boston. Llegando instalé mi casa y comí tortillas frias con frijoles frios y limón. Medio rico pero suficiente para sentirme satisfecha.

Por la noche conocí a un pareja de Argentinia y un bato del DF y me ha dado mucho gusto hablar por la noche, porque sin luz no hay muchas cosas de hacer despues del atardecer.

La proxima mañana caminé las 10-14 kilómetros por el crucero Lacanjá otra vez (la caretera) y de alla esperé. Me han dicho que mejor hay que entrar Yaxchilán muy temprano porque por mediodía hace mucho sol. Lo que no supe fue que casi no camine nadie temprano por la calle. Despues de un rato esperando vi un colectivo. A la entrada del pueblo Frontera me preguntó el conductor si quiero pagar por la entrada (adicional de la entrada por un sitio cobran los zapatistas de Chiapas la cuota “para usar la calle”, sea caminando o en carro). Claro que no quería. Como su unica cliente me dijó que me meteré en el parte atras del colectivo por el piso. Asi no me vieron las zapatistas y yo no pagué. Llegando me preguntó por $ 20 pero yo no tuve cambio, entonces me ofreció el raite gratis. Perfecto! Lo que al principio no supe fue que allá cobran las lanchas para ir a Yaxchilan (no hay ningunas calles por alla, porque el sitio esta situado en la midtad de la jungla en donde no existen careteras ni calles chicitas) per lancha y no per persona. Por una sola persona serían $ 700 entonces. No tuve otra posibilidad que esperar a más gente. Duró como 1 ½ á 2 horas hasta que llegaron Betty y Richard de Inglaterra. Nosotros tres entramos juntos a la lancha por el río Usumacinta de la frontera entre Guatemala y México. Llegando a la muelle caminamos un rato por la jungla hasta que llegemos a las primeres ruinas. Para mi Yaxchilan fue lo mejor de todo mi viaje. Caminé por muchos caminos en la jungla, vi monos el los arboles, escuché aves y escalé por las ruinas. Como esta muy lejos de llegar de casi qualquier lado, casi no llegaron otros turistas y yo no encntré a nadie que a veces Rich and Betty. Las ruidos, el calor, la humedad, los colores, hasta los mosquitos: todo me encantó en este lugar mágico y místico. Desgraciadamente no tuvimos más tiempo que dos horas porque el conductor de la lancha quería regresar. Regresando del pueblo Frontera a la caretera buscé la central de camiones. Un taxista me ofreció un raite por alla para enseñarme que ya esta cerrada alla. Yo lo dije que no traigo nada que $ 23 y dos cigarros pero el me dijo que siempre cobra $ 80 al menos.

“Pues entonces tendre que caminar por el cruzero Frontera y buscar raite desde allá. Crees que voy a llegar a la calle antes del atardecer? Es muy peligroso aqui en la obscuridad?”, lo pregunté.

Del un al otro momento se sentió muy mas y por $23 y un cigarro me dio raite hasta el cruzero. Por un beso me prometió de darme raite hasta Lacanjá pero yo recusé su ofrecemiento y salí el taxi en el cruzero Frontera. Alla encontré a otro raite muy amable hasta el cruzero Lacanjá y alla otro hasta mi “casa”. Otra vez llegué demasiado tarde por Bonampak, pero Yaxchilan ya me gustó tanto que no me interesó.

 

 

Am nächsten Morgen fuhr ich mit den Argentiniern, dem Mexikaner und einem Schweizer gemeinsam bis zum cruzero Lacanjá., wo ihre Tour in Richtung Guatemala fortgesetzt wurde. Ich fand schnell einen Raite in einem Bimbo-LKW bis nach Benemérito de las Américas, wo ich in ein günstiges Colectivo wechselte. Mit diesem fuhr ich an las Guacamayas und las Nubes vorbei (beides sehr vielversprechende Orte, an der eine für seine Papageienvielfalt und der andere für den Fluss Santo Domingo bekannt, der sich dort in vielen Wasserfällen durch eine reiche Tier- und Pflanzenwelt schlängelte. Da niemand so recht wusste, ob diese Orte auch in der Nebensaison geöffnet waren und da es so gut wie keine öffentlichen Verkehr gab, beschloss ich, erst bei meinem nächsten Chiapas-Besuch dort Halt zu machen.

Ich fuhr direkt durch bis nach Las Lagunas de Montebello.